A la fecha solo se le conoce en Costa Rica. Aunque apreciada y cultivada por ticos, la planta aún no tenía nombre científico
El dueño del jardín no recordaba de dónde procedía la flor, pero le regaló una parte de la planta a Acuña y los investigadores decidieron hacerla florecer en el Lankester, lo cual sucedió en setiembre del 2015.